top of page
Screen Shot 2021-08-26 at 12.03.28 PM.png

“La opción era producir oxígeno y conservar la biodiversidad”

Entrevista:  Mauricio Montoya. Julio, 2021

 

Mauricio Montoya decidió convertir los predios que ha usado su familia tradicionalmente para actividades ganaderas en un Banco de Hábitat, el Banco de Hábitat de Liborina, en Antioquia. Este proyecto ayudará a preservar el Bosque Seco Tropical, uno de los ecosistemas más amenazados en Colombia y el cual ha tenido un impacto en su conservación como consecuencia de actividades productivas y extractivas y el desarrollo de proyectos urbanísticos.

¿Mauricio en qué ecosistema está el Banco de Hábitat?

​

El ecosistema del predio es lo que se conoce como Bosque Tropical Seco. Es una de las pocas zonas que aun queda de este ecosistema. Toda esa región en el cañón del Cauca corresponde a Bosque Seco Tropical.

​

¿Hace cuánto tiempo estos predios están en la familia?

 

Esos predios están en nuestra familia hace mucho tiempo. Los tenía mi abuelo desde hacía 80 años. Algo así. Después parte de lo que fue de mi abuelo fue de mi papá. Mi papá compró otro predio cercano hace más de 40 o 50 años y eso es lo que hay.

 

¿En qué usaban estos predios?

 

Eso ha estado en explotación ganadera desde hace mucho tiempo, ahí hubo cultivos de maíz y otras cosas. A mi me parece como muy arriesgado decir que el cambio climático ha cambiado los ciclos de lluvia, no se por que, pero los cultivos de maíz en esa región han ido desapareciendo. Ya no hay muchos campesinos que cultiven maíz entonces se han dedicado a la ganadería, y bueno mi papá tuvo una pequeña ganadería y cuando murió, mis hermanas y yo nos quedamos con eso y lo hemos ido sosteniendo. Lo que pasa también es que nosotros creemos que ese negocio de la ganadería no es bueno, no es un buen negocio, por un lado, y de otra parte la ganadería no es buena para los ecosistemas. Los pastos erosionan el terreno y entonces empezamos a pensar ¿Qué hacemos con esto? ¿Lo conservamos así? Pensamos que no tenía mayor sentido, ¿La vendemos? Y ¿A quién se la vendemos?

 

Entonces empezamos a explorar y encontramos que el uso de la tierra para conservación podría ser una muy buena opción y bueno, hicimos contacto con Terrasos. Nosotros no le hemos puesto mano a ese terreno desde hace más de 5 años entonces ha ido ganando terreno la regeneración de alguna vegetación, pero otra no. Nuestro plan entonces es terminar el ganado este año y ya empezar con el proceso de regeneración y la conservación.

​

¿Cuáles eran las opciones que se tenían en mente con este territorio?

 

Yo pienso que la tierra tiene 3 vocaciones en el lugar en donde estamos. Lo primero es producir alimentos. Somos 7 mil millones de fulanos que necesitamos alimentarnos y la tierra es la que produce la comida. Contrario a lo que piensan algunas personas que es muy ecológico que cada uno tenga su "parcelita" y ahí cultive sus tomates, yo creo que eso no alcanza para alimentar a 9 mil millones que vamos a ser dentro de poquito. Entonces necesitamos poner a producir la tierra con alimento, pero de manera eficiente e intensiva. Pero eso ya no es negocio. Yo antes le podía vender carne a los carniceros del pueblo y con eso se sostenía. Ahora no se puede, todos los mataderos lo cerraron. Ahora solo se puede sacrificar ganado en frigoríficos grandes. Es un mensaje para los pequeños campesinos, de ese no es su negocio, el negocio acá es industrial.

 

De otro lado leche. Nosotros ordeñábamos y vendíamos leche cruda. Con eso hacíamos unos quesos y con eso sosteníamos la finca. Pero ¿Cuál fue le mensaje? Ustedes no pueden vender leche cruda, eso está prohibido, la gente se muere si toma leche cruda. Antes no se morían, pero ahora sí… Ahora solo se puede vender leche industrial y venderle a una empresa de lácteos. Entonces eso también desaparece. Entonces no es posible que esa tierra produzca alimento en la escala que se necesita, entonces quedan otras vocaciones. La zona rural se está usando para vivienda y se está valorizando tremendamente, pero ciertas zonas. La frontera urbana se ha expandido y ahora con la pandemia más. El oriente antioqueño, en el norte, en el suroeste, pero allá donde estamos todavía no.

 

Otra opción era producir oxígeno, conservar la biodiversidad y en ese aspecto si cumplimos con los requisitos, y en este aspecto el bosque seco es escaso, muy valioso, es muy frágil y este bosque seco tiene una ventaja comparativa y es que colinda con la zona de protección del embalse de Hidroituango, y pues mi predio es chiquito, pero más el del vecino y más la zona de protección de Hidroituango, hace un volumen de tierra interesante para regenerar la fauna, la flora y entonces la tierra adquiere un valor muy impórtate en ese sentido, y más adelante tendrá un valor espiritual, contemplativo que es para lo que sirve la naturaleza también.

​

¿Cuál cree que es el valor real de la biodiversidad complementarios si se quiere al valor de los servicios ecosistémicos?

 

Monetario, le dicen a uno el cuento de que la biodiversidad ayudará a las ciencias del futuro como la genética, la bioeconomía. Pero yo la verdad creo que el valor real de la naturaleza es su disfrute como valor espiritual y eso lo va entendiendo cada vez más gente. Es muy valioso estar en medio de la naturaleza y valorarla, donde haya realmente naturaleza, donde haya pajaritos, como por ejemplo mira este pajarito, mira este perro zorro, estar en la mitad de los arboles, eso para mi es un disfrute que es posible para uno que es muy cercano a la naturaleza, pero cada vez hay más gente interesada en ese disfrute, en pasear ahí, en recorrer, en ser más consiente del respeto por esas cosas.

 

Para los campesinos toda la vida la fauna silvestre fue su enemiga, las zarigüeyas eran sus enemigas porque se comían las gallinas y las culebras también. Los perros eran amigos porque cazan conejos y les servían de carne. Lo pájaros eran chéveres para cogerlos y meterlos en jaulas. Pero yo he visto que eso ha cambiado. Ya esas cosas no se ven porque poco a poco ha ido ganando terreno el respeto por los seres vivos y el respeto por los ecosistemas. Hace un tiempo cuando uno recorría algunas partes se veía la basura que la gente dejaba de sus almuerzos, pero ya no se ve. Esto es una cosa que se va ganando.

 

En Liborina, hay gestores ambientales, profesionales que trabajan en CORANTIOQUIA en micro-centrales, y me cuentan que están en procesos de siembra, me ofrecen arboles, me invitan a viveros. Un día yo iba por la carretera y me encontré una jovencita sola por la carretera, y le pregunté, para dónde va, y la llevé. Y me contó que iba a hacer unas vueltas en el parque educativo porque estaban promocionando becas para estudiar. Y me dijo que iba estudiar gestoría ambiental en el SENA. Entonces uno que ve que cada vez hay más personas interesadas en proteger el medio ambiente. Cada vez más gente es consiente del valor de la naturaleza, cualquiera que le quiera poner.

​

¿Será que después de lo que hemos vivido con la pandemia somos más consientes de proteger la naturaleza?

 

Yo creo que lo que ha pasado nos ha puesto más en contacto con el campo, la gente salió a vivir al campo, a los pueblos, y la gente se dio cuenta que ahí se vive más chévere, más tranquilo, lo único que necesitaba era internet y ahí lo tengo.

 

¿Para usted qué es un Banco de Hábitat?

 

Es una extensión de terreno destinada a la restauración y regeneración para que las especies nativas tanto de animales como de vegetación vivan y se restauren. Más o menos.

​

¿Qué va a pasar de hoy a 30 años en este Banco de Hábitat?

 

En la zona donde estamos tiene unas partes en buen estado sobre todo las cañadas que están bien arborizadas. Luego hay otras zonas en potrero que se tienen que restaurar. ¿Qué va a pasar en 30 años? aunque yo pienso que antes, creo que eso se va a volver un bosque, con el que podamos convivir, es decir que tenga unos senderos por los que se pueda ir a pasear, que tenga especies vegetales, algunos maderables que puedan ser aprovechables en 50 o 100 años. Pero es decir, un lugar más amigable para estar. Yo te lo digo a mi manera. Yo voy a la finca y lo disfruto relativamente, pues porque camino por la quebrada, pero yo voy a faenar ganado. Yo quisiera ir a la finca simplemente para estar. Entonces me lo imagino más fresco, más poblado de especies. Me sueño ir con mi hijo, que mis hermanas vayan con sus hijos, que caminemos por ahí, que es en lo que yo creo que vamos a terminar usando esa finca. Y me encanta, ese es mi sueño.

​

¿Qué les diría a los propietarios de tierra que están en esa ambigüedad de conservar o de producir?

​

Yo creo que vale la pena hacerlo. Yo hablo por la región de nosotros. A lo mejor hay otras regiones en donde puede ser más difícil. Me parece que en nuestra zona es lo mejor que se puede hacer, es una opción económica buena, me parece que por el estado de conservación de la zona es también buena. El vecino me pregunta que por qué voy a hacer eso, y yo le digo: “vos ganas haciendo esto”. Él tiene un silvopastoreo, que es un ganado más o menos salvaje, eso lo tienen más o menos perdido y ese territorio se puede recuperar y le da más. Eso les digo yo, esas tierras sí no sirven para ganadería intensiva y que sea realmente rentable, si no sirve para ganadería o agricultura extensiva nos sirve para funciones ecológicas. Entonces usémosla para lo que sirve.

 

Hace unos días estuvimos definiendo linderos con mi vecino, y le dije: piénselo, usted tiene zonas que para ganado no le van a servir, destínelo para conservación y podemos extender este Banco de Hábitat a futuro. Dentro de las opciones que hay me parece que es la mejor.

 

¿Qué impacto tendría en la zona si cada ves más personas se sumaran a fortalecer este Banco de Hábitat o a crear otros?

​

El pueblo de Liborina tenía mucha esperanza con el embalse de Hidroituandgo porque se imaginaban que eso iba a ser como Guatapé, que el embalse es muy extenso entonces eso se vuelve un centro turístico muy importante. En Liborína existía esa esperanza. No sé porqué les dejaron alimentar esa esperanza. Se sabía que eso no iba ser así, porque el agua fluctúa mucho, y a Empresas Públicas de Medellín no le interesaba que eso fuera así.

 

Pero en esta zona sí va a poder ser de otra manera. Ahí finalmente si va a haber dos puertos de embarque, si va a poder haber cierta navegación en el futuro, no va a ser el turismo de los “Esquí”, y de barcos de 2 pisos con vallenatos y rancheras a todo taco, eso no va a ser así pero va a ser otro tipo de atractivo, van a navegar el rio y van a ver zonas aledañas, va a haber turismo ecológico, entonces ahí si puede haber sinergia con esa otra economía que puede tener el pueblo en el futuro, en 10, 15, 20 o más años.

 

A mí me preguntan esto a cuánto tiempo es, y yo digo esto es a 30 años y me dicen “¡Uy no! hermano eso es mucho”, y yo digo: “por eso es que hay que empezar ya, por eso es que hay que empezar de una vez porque eso se demora mucho, hay que pensar en largo plazo.”

​

¿Algo más que quisiera compartir con nosotros?

 

Un detalle personal. Esta tierra es de mis hermanas y mía, mi hermana mayor hace muchos años no ha ido allá, no se debe acordar cuando fue. Mi hermana menor nunca ha ido allá. Ellas saben que por ahí es la carretera, pero nunca han ido. Terrasos insistió en que hiciéramos una reunión con ellas para hacer una exposición de lo que se había encontrado en las primeras visitas técnicas. Cual era el estado de las cosas y a mi eso me parecía medio bobada. Yo cumplía con mandarles la citación a la reunión. Y si vieras la entusiasmada que se pegaron esas muchachas. Eso ya es un pequeño milagro. Esto de todas maneras es un proyecto para el disfrute de la tierra. La naturaleza tiene un valor más espiritual que monetario y bueno vamos a dárselo a esto.

​

​

bottom of page